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La Comisión Nacional de Trabajo Agrario desata una catarata de resoluciones, fijando nuevas remuneraciones mínimas y un polémico aporte solidario del 2% para miles de trabajadores rurales en varias provincias. Un golpe al bolsillo de los empleadores y un respiro para los asalariados.
¡Alerta en el campo! La Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) ha desatado una avalancha de resoluciones que redefinen las reglas salariales para miles de trabajadores rurales en diversas provincias. Actividades clave como el desmalezado manual, cosecha de papa, arreos de ganado, frutilla, horticultura, y la manipulación de granos y poroto ven sus remuneraciones mínimas actualizadas. Estas nuevas escalas rigen de forma escalonada, iniciándose en octubre/noviembre de 2025 y extendiéndose hasta bien entrado el 2026.
Pero la medida que genera mayor polémica es la imposición de una cuota aporte de solidaridad gremial del 2% mensual. Este monto será descontado por los empleadores del total de las remuneraciones de los trabajadores no afiliados y deberá ser depositado en una cuenta especial de la U.A.T.R.E. Si bien los afiliados quedan exentos, esta retención obligatoria para quienes no forman parte del sindicato reaviva el debate sobre la libertad de asociación y el "costo" de la representación gremial.
Las resoluciones, dictadas bajo la Ley N° 26.727, no solo ajustan salarios. En actividades como la horticultura, se establecen beneficios adicionales como un adicional del 10% por presentismo y la provisión de dos mudas de ropa de trabajo anuales. Para el personal de manipulación de granos, se fija una bonificación por antigüedad.
La CNTA se comprometió a realizar futuras reuniones, algunas ya en diciembre de 2025 o febrero de 2026, para analizar las variaciones económicas y la necesidad de nuevos ajustes. En un contexto de alta inflación, estas medidas buscan proteger el poder adquisitivo de los trabajadores, pero también implican un incremento en los costos laborales para los productores, lo que podría impactar en la competitividad del sector y, eventualmente, en los precios al consumidor. El termómetro del campo, siempre en rojo vivo.