¡A Remate! La Aduana de Salta Vende Mercadería Secuestrada en Subasta Online

La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), a través de la Aduana de Salta, ha dado el visto bueno a la venta de mercadería secuestrada mediante el mecanismo de subasta electrónica. Esta medida, rutinaria pero siempre de interés público, permite al Estado monetizar bienes que fueron incautados por infracciones aduaneras, transformando un problema en una fuente de ingresos.

¿Qué se vendió y cómo funciona?

La Disposición 84/2025 de la Aduana de Salta aprueba formalmente la venta de los lotes detallados en el Anexo IF-2025-04324524-ARCA-OMSRSIOPSALT#SDGOAI, que fueron comercializados en la Subasta N° 3760 del Banco Ciudad de Buenos Aires el pasado 20 de noviembre de 2025. Esta modalidad electrónica, realizada a través de la página web del Banco Ciudad, busca garantizar transparencia y alcance a un público amplio de compradores.

Para los afortunados compradores, la disposición autoriza el retiro de las mercaderías subastadas una vez que hayan abonado los saldos pendientes y los impuestos correspondientes. Esto es crucial: no solo se paga el valor del remate, sino también las cargas fiscales que corresponden a la importación o tenencia legal de esos bienes. Es un recordatorio de que, incluso en una subasta, las obligaciones tributarias no desaparecen.

¿Cómo afecta a la sociedad y las empresas? Para los ciudadanos y empresas que buscan oportunidades, estas subastas representan una vía para adquirir bienes a precios que pueden ser más bajos que los del mercado tradicional. Para el Estado, es una forma eficiente de recuperar valor de los bienes decomisados, evitando su deterioro y generando recursos que, en última instancia, se destinan a Rentas Generales. Es una pieza más del engranaje administrativo que permite cerrar el ciclo de las infracciones aduaneras.

Se recomienda a los interesados en futuras subastas estar atentos a las publicaciones del Banco Ciudad y del Boletín Oficial para conocer las fechas y los bienes disponibles. Es una forma de participar de la economía circular que se genera a partir de la fiscalización aduanera.